lunes, 9 de febrero de 2009

JEREMÍAS

Nació Jeremías en el último periodo del reinado de Manasés, hacia el 645 a. de C., hijo de Jelcías, de una familia sacerdotal que vivía en Anatot, hoy llamada Anata, a unos cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén; dentro ya del territorio de la tribu de Benjamín.

Conocemos su vida y su carácter por los relatos biográficos que incluye en sus escritos. Sensible y tierno en su modo de ser, fue enviado para transmitir un mensaje tajante y desolador, en contraste con su mismo nombre: Yirmeyah, que significa “Yahvéh exalta”.



Pero vosotros os fiáis de palabras engañosas,
que de nada os servirán. ¡Cómo!
Robáis, matáis, cometéis adulterio, juráis en falso,
sacrificáis a Baal, corréis tras dioses que no conocéis,
y luego venís a presentaros ante mí,
en este templo que lleva mi nombre,
y decís: “Ya estamos seguros”,
para continuar aún cometiendo todas esas abominaciones.
¿Acaso tomáis este templo consagrado a mi nombre por una cueva de ladrones?
¡Muy bien, pues yo también lo miraré así!
Os arrojaré de mi presencia, como arrojé a vuestros hermanos,
a toda la estirpe de Efraín.
(Jer., 7, 1-15)

No hay comentarios: