Nació Jeremías en el último periodo del reinado de Manasés, hacia el 645 a. de C., hijo de Jelcías, de una familia sacerdotal que vivía en Anatot, hoy llamada Anata, a unos cinco kilómetros al nordeste de Jerusalén; dentro ya del territorio de la tribu de Benjamín.
Conocemos su vida y su carácter por los relatos biográficos que incluye en sus escritos. Sensible y tierno en su modo de ser, fue enviado para transmitir un mensaje tajante y desolador, en contraste con su mismo nombre: Yirmeyah, que significa “Yahvéh exalta”.
Conocemos su vida y su carácter por los relatos biográficos que incluye en sus escritos. Sensible y tierno en su modo de ser, fue enviado para transmitir un mensaje tajante y desolador, en contraste con su mismo nombre: Yirmeyah, que significa “Yahvéh exalta”.
Pero vosotros os fiáis de palabras engañosas,
que de nada os servirán. ¡Cómo!
Robáis, matáis, cometéis adulterio, juráis en falso,
sacrificáis a Baal, corréis tras dioses que no conocéis,
y luego venís a presentaros ante mí,
en este templo que lleva mi nombre,
y decís: “Ya estamos seguros”,
para continuar aún cometiendo todas esas abominaciones.
¿Acaso tomáis este templo consagrado a mi nombre por una cueva de ladrones?
¡Muy bien, pues yo también lo miraré así!
Os arrojaré de mi presencia, como arrojé a vuestros hermanos,
a toda la estirpe de Efraín.
(Jer., 7, 1-15)
que de nada os servirán. ¡Cómo!
Robáis, matáis, cometéis adulterio, juráis en falso,
sacrificáis a Baal, corréis tras dioses que no conocéis,
y luego venís a presentaros ante mí,
en este templo que lleva mi nombre,
y decís: “Ya estamos seguros”,
para continuar aún cometiendo todas esas abominaciones.
¿Acaso tomáis este templo consagrado a mi nombre por una cueva de ladrones?
¡Muy bien, pues yo también lo miraré así!
Os arrojaré de mi presencia, como arrojé a vuestros hermanos,
a toda la estirpe de Efraín.
(Jer., 7, 1-15)
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