Isaías nació en Anatót, un pueblo cercano a Jerusalén, hacia el año 765 a. de C. y vivió hasta aproximadamente el 680. Fue el primero de los grandes profetas históricos del Pueblo de Yahvéh.
“NABÍ”, era el nombre hebreo de los profetas, que significaba “el llamado” o “el que anuncia”. Estos dos sentidos están presentes en la figura del profeta de Israel. Nos sugiere que el profeta está llamado a anunciar al pueblo la palabra de Yahvéh.
El Nabí es consciente de su misión, del origen divino de su mensaje a través de una llamada misteriosa a la que no se puede sustraer.
“NABÍ”, era el nombre hebreo de los profetas, que significaba “el llamado” o “el que anuncia”. Estos dos sentidos están presentes en la figura del profeta de Israel. Nos sugiere que el profeta está llamado a anunciar al pueblo la palabra de Yahvéh.
El Nabí es consciente de su misión, del origen divino de su mensaje a través de una llamada misteriosa a la que no se puede sustraer.
Aquí está mi siervo a quien protejo;
mi elegido,
en quien mi alma se complace.
He puesto en él mi espíritu,
para que traiga
la justicia a las naciones.
No gritará, no alzará el tono,
no hará oír por las calles su voz.
La caña cascada no la romperá,
el pábilo vacilante no lo apagará.
Traerá con toda seguridad la justicia.
No desistirá, no desmayará
hasta que implante
en la tierra la justicia
y sus leyes, que las islas esperan.
mi elegido,
en quien mi alma se complace.
He puesto en él mi espíritu,
para que traiga
la justicia a las naciones.
No gritará, no alzará el tono,
no hará oír por las calles su voz.
La caña cascada no la romperá,
el pábilo vacilante no lo apagará.
Traerá con toda seguridad la justicia.
No desistirá, no desmayará
hasta que implante
en la tierra la justicia
y sus leyes, que las islas esperan.
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